Las sesiones ordinarias del Congreso de la República que culminaron hace dos semanas tuvieron un reto histórico: dar un salto a la virtualidad. Por primera vez, la corporación tuvo que adaptarse a una nueva realidad para continuar ejerciendo el estudio de los proyectos de ley y el control político, desarrollando una función legislativa eficiente y abierta al seguimiento ciudadano; puntos claves en el desarrollo y fortalecimiento de nuestra democracia. Sin duda, un desafío ignoto para todo el Congreso.
El Legislativo tuvo que reinventarse y enfrentarse diariamente a los altos y bajos de la virtualidad y del trabajo en casa. Sin embargo, nada fue impedimento para que pudiéramos seguir trabajando por Colombia, por su gente y sus territorios, pese a las limitaciones propias en tiempos de pandemia. Durante este tiempo nuestra Bancada realizó más de 45 reuniones virtuales para escuchar a los diferentes sectores del país afectados por las decisiones adoptadas para frenar el contagio del coronavirus, y proponer al gobierno nacional acciones que contribuyeran a mitigar los efectos adversos. Muchas de nuestras propuestas fueron acogidas, como aquella que impuso un impuesto solidario por tres meses a los altos salarios de funcionarios públicos.
Este periodo legislativo que culminó fue intenso, fructífero y enriquecedor. En mi balance personal tengo que resaltar el trabajo realizado como vocera de mi partido, el Centro Democrático, en el Senado de la República. Entre plenarias y comisiones hubo más de 140 citaciones a debates a funcionarios del gobierno nacional para explicar las medidas adoptadas en los decretos de emergencia.
Desde el 20 de julio de 2019, radiqué 15 proyectos de ley, entre los que destaco el de tres días al año sin IVA, iniciativa que fue recogida en la Ley de Crecimiento y generación de Empleo de diciembre 2019, y que hoy además de ser una realidad, es un gran alivio para el bolsillo de los colombianos frente a la crisis económica desatada por el Covid- 19.
Lo social también tuvo su parte. Por eso trabajé en iniciativas como establecer parámetros de calidad habitacional para las viviendas de interés social y de interés prioritario; exención en el pago de las pruebas Saber 11 por parte de jóvenes víctimas de la violencia, y el que buscar apoyar a los pescadores artesanales no sólo para que mejoren sus condiciones productivas sino su calidad de vida. Uno de mis proyectos de ley fue aprobado y pasa a sanción presidencial, y es el que promueve más espacios públicos para niños, jóvenes, adultos mayores y personas en condición de discapacidad.
A este importante trabajo de proyectos de ley también se sumó el control político. Fue así como, en compañía de la senadora Paloma Valencia, en la plenaria del Senado, hicimos un debate documentado sobre los incumplimientos de las Farc al Acuerdo firmado en diciembre de 2016. Debate que mostró, entre otras cosas, que ni una sola víctima ha sido reparada con dineros de ese grupo armado; además del incumplimiento en la entrega de los menores de edad reclutados, de los hombres a reincorporarse a la vida civil, de los bienes que dijeron tener para entregar y de las armas en su poder.
En la Comisión Tercera de asuntos económicos, realicé debates de control político sobre los efectos de la caída de los precios del petróleo y de la demanda de crudo en las finanzas públicas, y sobre las decisiones de las instancias económicas, como el Banco de la República, para mitigar los efectos adversos del Covid-19 sobre la actividad productiva. En la Comisión de Ordenamiento Territorial realicé control político a la situación financiera de los sistemas de transporte masivo en las ciudades capitales, así como las medidas adoptadas por el Ministerio de Medio Ambiente frente a la pandemia.
Adicionalmente, hice parte de la Comisión Accidental del Senado para estudiar la oportunidad y pertinencia de los decretos de emergencia económica, social y ecológica expedidos por el gobierno del presidente Iván Duque desde marzo de 2020.
Sin duda, fue un trabajo legislativo exigente e intenso, que demostró la importancia del uso de las tecnologías de la información, a través de las sesiones virtuales, como mecanismo alternativo válido para sesionar el Congreso de la República de manera no presencial. La Corporación pudo cumplir con sus funciones ordinarias, de trámite de proyectos de ley y de debates de control político, así como permitir que los ciudadanos siguieran nuestro trabajo legislativo. Por supuesto que estar presente en el Capitolio es una experiencia única, pero el Congreso tuvo que ajustarse a la realidad que nos impuso el aislamiento obligatorio para proteger la salud de los colombianos, incluida la de los congresistas.
María del Rosario Guerra
@CharoGuerra