Julio 5 de 2020. Según cifras preliminares de la DIAN, los resultados en ventas del Día sin IVA del pasado viernes 3 de julio, fueron 5.4 billones de pesos, pero sorprende que solo $890.000 millones, corresponde a artículos exentos del beneficio tributario. Adicionalmente, en plataformas virtuales se registraron 10 veces más transacciones electrónicas que el pasado día sin IVA del 19 de junio.
Las cifras sorprenden y a pesar de la crisis, nuestra economía respira y puede brindar una luz de recuperación en un mediano plazo.
Sin embargo, no todo es celebración: El alto tráfico en las páginas de algunas de las grandes superficies llevaron a su colapso. El largo tiempo de espera, las caídas del sistema y el cierre anticipado al final de las tiendas virtuales al final de la tarde, mostró las debilidades del comercio en línea en nuestro país, el cual requiere un mayor desarrollo. Los colombianos en medio de la pandemia han perdido el “miedo” al uso de la tecnología y la “nueva normalidad” obliga al empresario que quiera subsistir en el tiempo, a dar el paso al e-Commerce.
Es necesaria la masificación inteligente del desarrollo de plataformas de ventas en línea y un camino para lograrlo es con la gestión de las Cámaras de Comercio. Es una oportunidad para que ellas asuman ese liderazgo misional de protección y defensa de sus más de 41.000 afiliados, muchos de los cuales no han sentido un real respaldo por parte de ellas en esta cuarentena, pues expresan que el único beneficio recibido, fue el aplazamiento en el pago de la renovación del Registro Mercantil.
Acá entra en juego la “Economía Naranja” y propongo que desde cada uno de los 57 municipios sedes de las Cámaras de Comercio, en compañía de “Comfecámaras”, lideren el desarrollo y creación de “Centros Comerciales Virtuales Regionales”, donde los afiliados locales tendrán la oportunidad de comercialización a nivel nacional e internacional de sus bienes y servicios. Para lograrlo, ellas deben unir esfuerzos con alcaldías, MinTIC, Ministerio de Comercio, el Sena, Universidades y crear alianzas con la “Cámara Colombiana de Comercio Electrónico”, quien desde hace varios años ha hecho un gran esfuerzo en el desarrollo del e-Commerce en nuestro país.
Ese esfuerzo interinstitucional traerá grandes beneficios a los empresarios que quieran incursionar en el comercio virtual, pues encontrarán una alternativa adicional de ventas reduciendo costos en el desarrollo de software y compra de hardware. Para las Cámaras de Comercio, es una oportunidad para posicionar su imagen y mostrarse cómo la entidad que apoya el crecimiento del empresario sin importar su actividad o tamaño y no sea considerada como una oficina de trámites legales o fortín de políticos.
Acciones como estas acompañadas de una reducción en las tarifas de la Matricula Mercantil, fomentaran la vinculación de empresarios a las Cámaras de Comercio y así dar ese paso a la formalización, pues hemos visto que debido a la informalidad, ha sido muy difícil para el Gobierno la focalización y entrega de ayudas en esta crisis.
Por: John Harold Suárez Vargas
Senador de la República