Paola Holguín
No es fácil escribir cuando duele la Patria; pero como decía Voltaire “debemos amar a nuestro País, aunque nos trate injustamente”, por eso, con amor infinito por este suelo, invito a hacer cinco reflexiones sobre las marchas de los últimos días:
1. Irresponsabilidad con la salud pública, llamar a concentraciones en pleno tercer pico de la pandemia, cuando tenemos las Unidades de Cuidados Intensivos a tope, falta oxígeno para atender pacientes, sometemos a los médicos a hacer el doloroso triaje ético, tenemos más de 73 mil muertos desde el inicio de la pandemia, más de cien mil casos activos y alrededor de quinientas muertespor día.
2. Irresponsabilidad económica, porque se calcula que cada día de paro cuesta unos 19 mil millones. Además, en este momento a raíz de la pandemia, llegamos a 3,9 millones de personas desempleadas (a febrero) en Colombia; sólo en Bogotá, se cerraron más de 53 mil empresas el año pasado y más de 509 mil micronegocioscerraron en el país. Adicionalmente, nuestros bonos internacionales tienen el peor desempeño en América Latina por el rechazo generalizado a la reforma.
3. Irresponsabilidad social, en un momento en que por la pandemia pasamos de 17,4 millones a 21 millones de colombianos en pobreza monetaria. Hoy más que nunca se requiere unidad, responsabilidad y solidaridad, para enfrentar la crisis. Este no es momento para ser incendiarios, para generar divisiones y odios, y poner cálculos electorales por encima del país.
4. Irresponsabilidad democrática, porque se está confundiendo el derecho a disentir, la movilización y la protesta, con la conducta criminal, lo que estamos viendo es violencia, vandalismo y terrorismo, daño a bienes públicos y privados (bancos, empresas, sistemas de transporte, medios de comunicación…), ataques a los integrantes de nuestra Fuerza Pública y perjuicios a millones de compatriotas.
Sólo el primer día de “movilización pacífica” dejó 36 personas y 87 Policías lesionados; 4 automotores y 6 motocicletas de la Policía vandalizados; daños en 2 motos particulares, 45 vehículos de Transmilenio y 15 buses del MIO, además de 1 incendiado; 21 estaciones de Transmilenio y 19 del MIO vandalizadas, 53 entidades bancarias afectadas, 60 saqueos a establecimientos comerciales, entre otros.
5. Irresponsabilidad gubernamental, porque faltó humildad, diálogo y empatía. No se concilió el texto de la reforma antes de presentarlo, no se tuvo en cuenta el pulso de la opinión pública en medio de una crisis de salud con graves consecuencias sociales y económicas, no sé pensó en la radicalización y el oportunismo de sectores políticos en plena época preelectoral. Era un momento para escuchar a los ciudadanos, a los gremios y a los Partidos; era necesario sacrificar recaudo, para proteger a la clase media y a las clases populares, además de cuidar la inversión que garantiza los empleos.
Sabemos que se tiene que hacer reforma por responsabilidad fiscal, para proteger a los colombianos más afectados por la pandemia y a las empresas; pero se tiene que hacer con sensatez, un buen comienzo sería revisar y buscar consensos en torno a propuestas como las de la ANDI o el Centro Democrático. No olvidemos, como escribió John Maxwell que “cuando a la gente le falta esperanza, el líder debe tenerla. Cuando a la gente le faltan respuestas, el líder debe darlas. Cuando a la gente le falta dirección, el líder debe dirigir”.