Cuando se presentó el denominado proceso 8.000, sobre ingreso de dineros del narcotráfico a la campaña de Ernesto Samper, este negaba conocer los hechos por los que varios de sus coequiperos fueron a la cárcel (Fernando Botero, Santiago Medina); en ese entonces, se hizo famosa la frase de Monseñor Pedro Rubiano Sáenz (q.e.p.d.), Arzobispo Emérito de Bogotá, quien afirmó “si a uno se le mete un elefante a la casa, lo ve”, y aunque algunos afirman que los llamados Conspiretas fueron los primeros en usar lo del ‘elefante’ para referirse al caso, lo cierto es que hoy viene como anillo al dedo.

Hoy lo de Gustavo Petro no es un ‘elefante’, ya es un zoológico. Primero, surgió el escándalo sobre posible financiación indebida, violación de topes de campaña, fraude procesal y en documento público, gracias a las declaraciones de su hijo Nicolás Petro, su exnuera Day Vasquéz y su Embajador en la FAO, Armando Benedetti. Con el paso de los días, se fue conociendo información sobre los supuestos aportes de Santa Lopesierra alias ‘El hombre Marlboro’, el Clan Torres, El Turco Hilsaca, Juan Carlos López alias ‘Sobrino’; las donaciones no reportadas de los sindicatos de Fecode por $500 millones y de la USO por $1.033 millones; la no contabilidad de pago a testigos electorales, el escándalo con la empresa de aviación SADI, ligada al narcopiloto Carlos Eduardo Restrepo y Daily Cop. Luego vino la versión del hermano del presidente, Juan Fernando Petro, que confirmó lo del ‘Pacto de La Picota’, que según sus palabras, más de un millón de votos se gestionaron desde las cárceles; a lo que se suma la afirmación de alias ‘Iván Mordisco’, Jefe del Estado Mayor Central de las Farc, quien declaró que ese grupo terrorista contribuyó a la campaña presidencial de Petro, y por ahora, el último capítulo, son las grabaciones de Aida Merlano y Benedetti.

Segundo, el escándalo de las maletas con dinero en efectivo que involucra a Laura Sarabia, donde además se presentaron abusos de poder, chuzadas y sometimiento a procedimientos ilegales a la niñera Marelbys Meza y otra empleada, y las extrañas circunstancias alrededor del suicidio del Coronel Óscar Ávila; por este caso fueron capturadas seis personas y varios policías fueron enviados a la cárcel. Es cuando surge la pregunta: ¿y Sarabia?, porque es contradictorio que el mismo presidente Petro la retiró del Gobierno en junio de 2023, pero luego la reintegró con más poder del que tenía inicialmente.

Tercero, los permanentes casos de corrupción del Gobierno Petro, como: los contratos del Ministerio del Deporte de María Isabel Urrutia; la salida irregular del país de los hijos de Irene Vélez; los onerosos gastos de la primera dama, Verónica Alcocer; la renuncia del director del FNA, quien ofrecía dádivas a cambio de votos en el Congreso para tramitar las reformas de Petro; los permanentes ajustes de manuales para ingresar funcionarios a entidades con cada vez menos requisitos técnicos, entre ellos, Ministerio de Minas y Energía, Invima, Nueva EPS y Ecopetrol; la novela de irregularidades en RTVC que llevó a la renuncia de Nórida Rodríguez; o las anomalías de los carrotanques de La Guajira.

Por lo visto Samper no vio un ‘elefante’ y Petro no ve un zoológico.

@PaolaHolguin