Por: Nicolás Pérez
Senador de la República
Para nadie es un secreto que uno de los principales problemas que afrontan los adultos mayores es la falta de ingresos. A pesar de haber trabajado toda su vida, el acceso a la pensión cada vez más parece un lujo reservado para las personas de ingresos altos y aunque el Estado tiene programas de ayuda social, estos no son suficientes.
En efecto, de los 6 millones de colombianos que tienen edad de pensión, solamente el 37% de ellos logran cumplir los requisitos para acceder a esa prestación. Es decir, 6 de cada 10 ciudadanos no pueden jubilarse. Además, el 50.8% de los subsidios asignados a ese rubro dentro del Presupuesto General de la Nación se destinan al 20% de la población de mayores ingresos.
El sistema actual está mal focalizado y es sumamente inequitativo…
En concordancia con lo anterior, mientras que el 22.7% de los mayores de 65 años son pensionados, el 23.5% es asalariado o recibe rentas y el 4% se beneficia al tiempo de esas dos fuentes de recursos, el 49.8% de los adultos en ese rango de edad no perciben ningún tipo de ingresos propios.
Esta realidad, implica que la mitad de los adultos mayores del País no gocen de independencia económica y están a la merced del auxilio que sus familiares y allegados les brinden o, en casos puntuales, del Estado, quien a través del programa Colombia Mayor cobija a 1.6 millones de personas en situación de indigencia o pobreza extrema.
Lo anterior, con el agravante que de acuerdo al censo del 2018 las familias unipersonales y sin hijos representan el 40% de los hogares del País, lo cual implica que cada vez más los adultos mayores no contarán con la red de apoyo de hijos, nietos y sobrinos que había hace unos años.
Debido a esto, la implementación en Colombia de la hipoteca inversa, anunciada por el Ministro de Vivienda, es una oportunidad de oro para subsanar esa situación. En esencia, ese mecanismo permite que los mayores de 65 años perciban una renta fija mensual a cambio de hipotecar la casa ante una entidad financiera.
En otras palabras, gracias a esta herramienta los adultos mayores tendrán la posibilidad de recibir ingresos estables hasta el último día de sus vidas mientras disfrutan de su inmueble sin inconvenientes, momento en el cual pueden suceder tres cosas: 1) los herederos asumen el pago de la deuda 2) estos venden el apartamento o la casa para cancelar el saldo y conservar el excedente 3) dar la propiedad como dación en pago a la entidad financiera
Como tal, la hipoteca inversa, a diferencia del sistema de pensiones, cuenta con dos ventajas fundamentales que garantizan su viabilidad. La primera, el 67% de los adultos mayores en Colombia tienen vivienda propia, lo cual permitiría que la población no cubierta con los auxilios estatales pueda acceder a una renta fija vitalicia. La segunda, no se requiere que el Gobierno asuma la carga económica de esta medida, lo cual es un aspecto vital en este momento.
En especial, teniendo en cuenta que a raíz de la pandemia nuestro déficit fiscal aumentará al 6.1% y el endeudamiento del País ascenderá a cerca del 60% del PIB, por lo que ahora más que nunca es imposible expandir el gasto para viabilizar propuestas como la pensión universal por la que algunos sectores abogan.
Este mecanismo, cabe señalar, no es un experimento nuevo y riesgoso por parte del Gobierno. Por el contrario, nació en Estados Unidos en la década de los 80´s y desde entonces más de 20 países de todo el mundo como España, Francia, México, Reino Unido, Perú o Italia lo han replicado con éxito.
Ahora bien, al igual que con todas las medidas esta tiene ganadores y perdedores. Lo segundos, lógicamente, son los herederos, quienes para poder hacerse dueños de la vivienda de sus padres deberán asumir la deuda que los primeros adquirieron con la entidad financiera. Un panorama poco esperanzador para ellos…
Pero, ¿es realmente justo que los adultos mayores pasen por dificultades económicas en los últimos años de su vida, solamente por dejarles alguna propiedad a sus hijos sin que estos se esfuercen en lo absoluto?
En lo personal, considero que no. No es justo que los padres y abuelos después de haber trabajado toda su vida en pro de sus hijos no tengan la posibilidad de disfrutar cómodamente de su retiro y, por el contrario, deban padecer las consecuencias de la pobreza oculta, donde a pesar de ser propietarios carecen de las condiciones para financiar con tranquilidad sus gastos.
La hipoteca inversa, lejos de ser un malvado mecanismo de expropiación, es un camino viable que garantiza la renta para la vejez. Todo lo que somos se lo debemos a nuestros adultos mayores y son ellos, precisamente, quienes deberían disfrutar a plenitud de la vida al recoger la cosecha de los frutos sembrados con tanto esfuerzo.