Alejandro Corrales
Senador de la República
La reforma política en la Comisión Primera de Cámara ha sido uno de los debates más importantes de los últimos días, con propuestas como las listas cremallera, la financiación estatal y el aumento de curules, ha traído una gran polémica sobre una de las instituciones con mayor desfavorabilidad, el Congreso de la República.
Si bien al país le urge una pronta reforma política que luche contra la corrupción y los clanes politiqueros, el aumento de curules no es una solución, muy por el contrario, es un mensaje equivocado a las necesidades reales del pueblo colombiano.
Actualmente el país atraviesa por una profunda crisis económica, consecuencia del Covid-19, la recuperación será lenta y costará mucho esfuerzo por parte de todos los colombianos, acarrear nuevos gastos como la contratación de nuevos Senadores es inaceptable, al país le costaría cerca de 13 mil millones de pesos al año esa idea, ignorando los gastos extra de adecuación de los recintos y las oficinas del Congreso.
Esta iniciativa que busca mayor representación terminará convirtiéndose en el mismo mal que estamos buscando acabar, burocracia y derroche de dineros públicos. Si en verdad queremos ver un cambio y una mayor representación de las regiones hay que empezar por revisar con lupa las campañas políticas, exigirles a los partidos mayor control de sus candidatos y mayor esfuerzo por promover liderazgos regionales.
De nada sirve maquillar un problema llamándolo “reforma” cuando en realidad no se esta atacando el verdadero mal, si se ignora el pedido popular de un Estado austero y eficiente, se perdería aún más representación de quienes nos eligieron a nosotros.
En hora buena el mundo nos da una lección sobre el uso responsable de nuestros recursos, sobre lo que es verdaderamente importante impulsar y cuidar. Basta ya de más curules en el Congreso, pero también de más tribunales y magistrados, no más puestos innecesarios ni burocracia desgastadora, reduzcamos al máximo el Estado y usemos ese dinero en mejorar el país.
Suficiente tenemos ya con las 10 curules que el Gobierno de Santos le regaló a las Farc sin hacer campaña ni someterse a un escrutinio democrático, como para ahora aguantarnos más y más curules nuevas.
Espero que la Plenaria de Cámara elimine este absurdo y proponga cambios profundos y reales que merezcan llamarse reforma política, y que cuando llegue a Senado nos sintamos tranquilos de estar aprobando una ley que sí tenga un efecto positivo en el país.