Alejandro Corrales
Senador Cafetero
Colombia atraviesa una semana que pone en tela de juicio todo en lo que creo, como colombiano tengo fe en las instituciones que componen el Estado, al que pertenezco, por lo que luego de ver las acciones tan injustas que ha tomado la Corte Suprema de Justicia en contra del líder político más importante de los últimos 100 años, me quedo atónito e impotente ante un sistema judicial que cada vez pierde más credibilidad.
Conozco muy bien la zona rural del país, he pasado gran parte de mi vida en ella, al igual que mis padres y abuelos, por lo que tengo toda autoridad para asegurar que antes de la primera presidencia de Álvaro Uribe Vélez el campo colombiano estaba a merced de los criminales. La vacuna era un costo fijo, las pescas milagrosas el pan de cada día y las masacres se oían desde el Magdalena hasta el Caquetá. Luego de 8 años de seguridad democrática recuperamos la fe, pudimos recorrer con tranquilidad las carreteras del país y cada vez más arrinconábamos a la guerrilla de las FARC, los principales autores de años de violencia.
Cuando Santos llegó a la presidencia y prometió continuar el legado del presidente Uribe creímos en él, pero resultó siendo complice de unos amañados y mal formados acuerdos que dejaron en la impunidad a las cabecillas de las Farc, les entregaron curules gratis, les permitieron volverse Partido político, tener escoltas, camionetas y salarios del bolsillo de cientos de contribuyentes que fueron sus víctimas.
El plan orquestado en la Habana empezaba a coger forma, con ayuda de la izquierda que se convirtió en el brazo político que acogió a las Farc en el Congreso, de ahí en adelante se empezaron a transfigurar los valores, los asesinos y violadores de menores se autonombraban faros de la moralidad y del deber ser, al tiempo que difamaban y dañaban el buen nombre y honra de Álvaro Uribe.
Hoy la Corte Suprema de Justicia, la misma que dejo ir al narcotraficante Santrich, dicto medida de aseguramiento contra el presidente Uribe, el hombre que ha combatido a capa y espada la ilegalidad, el narcotráfico y el terrorismo mientras las Farc siguen disfrutando de sus curules sin pagar un solo día de cárcel.
Este golpe que recibe el uribismo no logrará acabarnos (como muchos quieren), hoy somos más fuertes, estamos más unidos y dispuestos a luchar todas las batallas que sean necesarias para demostrar la inocencia de nuestro líder natural y poner en orden los valores que representan a todos los colombianos de bien.
Queremos a #UribeEnLibertad y lucharemos por ello.