Por: Nicolás Pérez
Senador de la República
Las convenciones municipales del Centro Democrático son un ejemplo admirable de democracia interna. En un País donde los partidos, en la práctica, poco o nada involucran a sus militantes en la toma de decisiones, este proceso participativo cimienta las bases para acercar aún más a la colectividad con la ciudadanía y construir un modelo de funcionamiento que no es letra muerta en un papel.
Como tal, una de las grandes características que históricamente ha tenido la democracia colombiana es que hemos edificado los procesos electorales en caudillismos personales más que en un sistema de partidos. Aunque esta dinámica puede que funcione en el corto plazo, la única forma en que logran perdurar las colectividades políticas en el tiempo es a través de la construcción de un modelo de discusión interna donde la militancia tenga posibilidades reales de participar en las decisiones y la defensa de una visión de País que no se distorsione por las tentaciones de la coyuntura.
Ambos elementos son igual de críticos e importantes. Por ejemplo, el principal temor que hay en el Congreso frente a las listas cerradas, y que ciertamente no ha permitido que la mayoría de los partidos se suban a ese bus, es que los procesos electorales queden sujetos a la dictadura del esfero.
Es decir, que la escogencia de los candidatos y la asignación de los puestos en las listas no sea el resultado de un proceso participativo al interior de la colectividad, sino que quede sujeto a la decisión discrecional de un pequeño grupo de directivos dentro de cada partido, lo cual excluye por completo aquellos liderazgos regionales que no necesariamente son cercanos al poder central, pero que sí representan a sus respectivas poblaciones.
Esta dinámica, obviamente, también se ve reflejada cuando se acercan las elecciones a Alcalde, Gobernador o Presidente, lo cual dista radicalmente, por mencionar un caso, de lo que sucede en Estados Unidos, donde los candidatos presidenciales no reciben la nominación del Partido Republicano o Demócrata gracias a un acuerdo con los directivos, sino como resultado de unas elecciones primarias donde deben recorrer estado por estado para conquistar los votos de sus militantes.
Asimismo, cuando los partidos fallan en tener unos lineamientos ideológicos claros se terminan convirtiendo en meras fábricas de avales que para sobrevivir requieren acercarse sí o sí al Gobierno de turno, sin importar si eso implique una contradicción programática que desconcierta a la opinión pública y le resta credibilidad a la colectividad.
Lógicamente, cuando cualquiera de estos elementos falla la perjudicada termina siendo la democracia, dado que si la población no encuentra en los partidos un camino de interlocución permanente y participativo con el poder se pierde la confianza en el sistema, con lo cual los liderazgos emergentes nunca logran aparecer del todo y la administración del Estado queda reducida a un exclusivo círculo de personas.
Por eso, el ejercicio que está realizando el Centro Democrático con las convenciones municipales es admirable. Independientemente si a futuro el partido decide abrir o cerrar las listas o escoger un nuevo sistema de elección de candidatos, el hecho de involucrar directamente a la militancia, ya sea como candidatos o electores, en la conformación de las direcciones municipales es un gran logro que fortalecerá la relación con las bases de la colectividad.
Estas instancias, cabe resaltar, son sumamente valiosas, toda vez que trabajan de la mano con la bancada de las respectivas corporaciones públicas para diseñar la agenda legislativa, definir los lineamientos programáticos, proponer candidatos, etc. En otras palabras, son un conector entre la ciudadanía, la militancia, la dirección nacional del partido y los miembros de las corporaciones públicas, tales como concejales, ediles, diputados y congresistas.
Ahora, el gran reto que sigue es que la puesta en marcha de los 729 directorios municipales electos se haga de la mejor manera posible. Aunque la novedad de este sistema seguramente traiga desafíos, todos los militantes del partido debemos trabajar conjuntamente para potenciar al máximo estos escenarios y seguir siendo en el 2022 la principal fuerza política del País.