Por: Gabriel Velasco.
Senador de la República.
A medida que se acercan las elecciones presidenciales, desde la izquierda radical se empiezan a avizorar con mayor claridad cuales serían algunas propuestas económicas, fiscales e incluso ambientales que sin sustento técnico alguno y repletas de populismo, dejan claro que en caso de que Petro llegue a la presidencia las empresas colombianas enfrentaran un futuro lleno de obstáculos para su crecimiento, qué se condenará al país a mayor pobreza con la política de emisión y que ante las propuestas poco realistas de transición energética el país podrá enfrentar dramáticas dificultades para la el abastecimiento del país.
A pesar de la insensatez de su programa, el populismo quiere evadir el debate de ideas con shows repletos de ilusionismo, con superficialidad y asemejando la figura de su líder a la del redento. Este “falso profeta” se atrevió incluso a decir en su discurso del viernes en Barranquilla que su movimiento político era un “pacto con el Jesús que prefiere los pobres”, queriendo mostrarse como una representación del hijo de Dios. Una herejía.
Mientras el candidato y líder del populismo se autoproclama el mesías colombiano, empieza otra campaña por negar su pasado y su ideología, incluso negando pertenecer a la izquierda política, cuando lleva décadas en la política pregonando su admiración por los líderes de algunas dictadoras socialistas, cuando celebró la victoria del Kishnerismo en Argentina (que clasificó al país austral a la lista de naciones con más miseria), o hizo campaña por figuras como Pablo Iglesias en España, sin dejar de lado los comunicados que ha firmado su movimiento político donde figuran logos como el del partido comunista colombiano y de otros movimientos de izquierda radical en Colombia.
El afán de poder del populismo deja claro que estará lleno de maromas discursivas, donde prime la ilusión sobre la realidad, que justificará la llegada a sus filas de un número cada vez mayor de políticos cuestionados que persiguen el poder sin importar el peligro para el país, y a los cuales trataran de lavarles la cara con discursos falaces.
Ante la constante caída de su líder en las ultimas encuestas, el populismo busca de manera desesperada mostrar que puede llenar plazas públicas, así sus fotos estén llenas de retoques y planos cerrados, y acompañar esto con ataques sistemáticos a cualquier otro candidato usando él ejercito de redes sociales que han logrado construir, y que solo tiene un objetivo, destruir moralmente a cualquiera que piense diferente a Petro.
Cada vez queda más claro que debemos trabajar como país para desenmascarar a este falso profeta, y que para combatirlo en las urnas los partidos y líderes políticos que pensamos similar, que defendemos la libre empresa, el orden y la autoridad y el progreso sostenible debemos dejar de lado los egos y trabajar en conjunto para llegar con un único candidato a la primera vuelta presidencial.