Por: Juan Espinal,
Representante a la Cámara por Antioquia.
La COP-26 celebrada en Glasgow – Escocía dejó como conclusión histórica la imperiosa necesidad de acelerar los procesos de transición energética, con miras a reducir la emisión de gases de efecto invernadero, garantizando la mitigación del cambio climático.
Colombia no ha sido ajena a este compromiso, por el contrario, desde el gobierno nacional se han fomentado iniciativas que van desde la creación de instrumentos tributarios y financieros para fomentar los proyectos de energías limpias, además del proyecto de acción climática que diseña la plataforma para cumplir los compromisos adquiridos con la comunidad internacional en materia de reducción de GEI.
No obstante, es insensato negar la importancia que los combustibles fósiles tiene en el país; la actividad petrolera le dejó a Colombia rentas hasta por $3 billones en 2020, que se recibieron en esta vigencia, y dividendos que la nación recibe por su participación en Ecopetrol, donde posee el 88,5% de las acciones, se estima que serán de $619.000 millones para este año.
Las regiones se vieron beneficiadas en sus recursos fiscales al recibir regalías por un valor de 5.9 billones de pesos en los últimos 4 años, el impacto social incluye la construcción o mejoramiento de 50.047 kilómetros de vías, la edificación de 748 instituciones educativas, el acceso de 10 millones de ciudadanos a agua potable, la iniciación de 95.000 viviendas nuevas o mejoradas y la adecuación de 271 entidades de salud.
Afirmar como lo hizo el candidato Petro, que en su primer día de gobierno si llegara a la Casa de Nariño, suspendería definitivamente la exploración petrolera en el país no es más que una afirmación populista, carente de todo argumento técnico y presupuestal, que confunde los mercados y genera inseguridad en materia del futuro energético de la nación.
Y es que el petróleo es el primer producto de exportación con el 55.4% del total de las exportaciones y el principal contribuyente a las finanzas del Estado, representa alrededor del 12% del producto interno bruto y genera alrededor de 120.000 empleos directos, en labores de exploración y producción de ese recurso, y cinco más indirectos por cada uno de aquellos.
La distracción que propone el populismo se agrava cuando se omiten los múltiples usos en los que el petróleo es determinante para los costos de producción. La agricultura, la producción de neumáticos, el plástico y la industria química dependen naturalmente de la producción petrolera nacional. Por solo poner un ejemplo, un bulto de urea que es utilizado por nuestro campesinos que hoy esta a 200 mil pesos, podría triplicar su costo, si en nuestro país dejamos de producir petróleo.
Es fundamental fortalecer el crecimiento exponencial que las fuentes de energías renovables han tenido en los últimos 4 años, sin embargo es importante comprender que solo 4 mil vehículos de los 7 millones que se mueven hoy en el país son eléctricos, que el país vende al mundo alrededor de 400 mil barriles diarios, que el petróleo seguirá siendo una fuente energética fundamental por lo menos en los próximos 30 años, y que deberán encontrarse fórmulas reales para asegurar el 12% de ingresos de la nación que corresponden a la producción de crudo. Dejar de exportar 20.000 millones de dólares de crudo al año, dejar de percibir 30 billones de pesos al año por concepto de impuestos, regalías y dividendos de Ecopetrol e importar 16.000 millones de dólares al año para el consumo nacional, significa sin duda, el colapso de la economía nacional.
*El populista de Petro, que con mentiras pretende confundir para buscar votos; olvida que muchos, sino la gran mayoría de sus electores, pasarían a cocinar con leña, pues cuando menos 11 millones de hogares, se quedarían sin gas natural y el combustible importado les haría imposible la vida por los altos precios.*
Ha quedado en evidencia que el populismo requiere el pánico colectivo como plataforma para sostener su debate, no obstante, el país debe tomar cada vez más conciencia de la importancia de la producción minera y de hidrocarburos como herramienta de reactivación económica y garantía de inversión social, sin dejar de lado la evidente necesidad de proteger los recursos naturales, y continuar avanzando en la transición energética.
PD. El nivel de Petro da para todo, hasta para afirmar que la FED en los Estados Unidos, imprimió dólares para entregárselos a las familias. Qué tal el farsante!