Por: John Harold Suárez Vargas
Senador de la República
La calidad de la educación a nivel mundial presentaba graves problemas desde antes de la llegada de la pandemia del Covid-19; estudios realizados por la Unesco y otras entidades internacionales, muestran que en promedio el 53%* de los niños que terminan primaria en países de ingreso medio y bajo no saben leer ni comprender un texto corto; no es difícil vaticinar el aumento de esta cifra para el último año.
El aula de clases se ha trasladado a un celular, a una tableta o a un computador en el mejor de los casos, pero esto ha hecho que se amplíe la brecha educativa: no todos los hogares tienen ni la conexión a Internet, ni equipos, ni espacio para cada uno de sus hijos, lo que hace que las desigualdades de los niveles de aprendizaje de alumnos de un mismo grupo sean más grandes.
Es importante conocer las diferencias entre la educación en línea, la virtual, la remota o distancia, pues muchas veces utilizamos estos términos como sinónimos:
Educación en línea: El profesor imparte su clase a los alumnos en tiempo real a través de un software especializado en transmisiones grupales, se dejan trabajos y evaluaciones en una plataforma especial.
Educación virtual: Todo el proceso formativo se realiza por medio de una plataforma y el estudiante es autónomo con el manejo del tiempo; los profesores revisarán sus actividades y servirán de retro alimentadores.
Educación a distancia: Uso de plataforma educativa, televisión, radio, correo electrónico, etc. para el intercambio de material de enseñanza y actividades con el profesor; se realizan clases presenciales generalmente una vez a la semana.
En esta pandemia el sistema educativo desde la básica primaria a la educación superior, se ha adaptado a alguno estos modelos, pero nunca reemplazarán la presencialidad. La esencia de la educación es la interacción social. Grandes pensadores griegos como Aristóteles, Platón y Sócrates, afirmaban lo que la ciencia ha comprobado en nuestros días: “para estudiar y aprender, los hombres deben reunirse en un mismo lugar para debatir y compartir ideas.” Los seres humanos somos por naturaleza sociales y esto hace que la experiencia educativa sea más profunda, para lo cual es necesaria esa interacción presencial entre docentes y alumnos.
Valoro el gran esfuerzo realizado en lo económico y personal por miles de docentes e instituciones del sector público y privado en su misión de transmitir conocimiento. Como educador considero que la educación remota ha sido útil en este sentido, pero ha llegado el momento de trabajar por salvar a esta generación. No podemos darnos el lujo de perder otro año, en el que se aumente el rezago de la inteligencia emocional, psicoafectiva y psicosocial de nuestros niños, que solo se fortalecen con el contacto presencial con sus compañeros y especialmente con los profesores, quienes son los orientadores del adulto del mañana.
Desafortunadamente el COVID-19 no va desaparecer de nuestras vidas en un abrir y cerrar de ojos; cómo sociedad tenemos que ser responsables, aprender, adaptar nuestros hábitos y nuestros comportamientos sociales a la nueva realidad.
No podemos caer en la disyuntiva de educación o salud; el virus va a estar presente, y es por eso que debe lograrse un equilibrio entre lo virtual y lo presencial. No todos pueden tener acceso al mundo virtual y no todos podrán asistir presencialmente a una institución educativa, sin embargo,cada una se complementa.
Las instituciones privadas han hecho inversiones económicas para adecuar sus instalaciones y cumplir con todos los protocolos de bioseguridad. El Gobierno Nacional ha hecho lo propio y ha girado recursos por $400 mil millones a las secretarías de educación para cofinanciar las adecuaciones e implementos necesarios en las sedes educativas.
Es claro que se debe proteger la salud de los profesores y alumnos en aquellos casos que presenten comorbilidades, y las instituciones educativas deben ser estrictas y constantes con el cumplimiento de las medidas de protección y no relajarlas en el tiempo; revisar la relación técnica es una medida que debe tomarse para disminuir el número máximo de alumnos por aula.
Muchos niños se han contagiado por Covid-19 y algunos de ellos tristemente han fallecido. Pero, ¿dónde se contagiaron? Los colegios han permanecido cerrados, pero vemos a niños en las calles, parques, playas, centros comerciales, escenarios deportivos y participando en reuniones familiares cómo sucedió con mayor intensidad en el pasado mes de diciembre.
Según la OMS, los estudios a la fecha señalan que “Las escuelas no son focos de súper propagación, salvo en algunos casos en que las medidas de protección no se han aplicado correctamente”. La decisión de asistir a clases con modelo de alternancia debe recaer en los padres de familia.
En conclusión, la educación presencial siempre será la mejor experiencia de aprendizaje, ya que a nivel evolutivo los seres humanos somos criaturas sociables, y si existe un contacto más directo con otras personas interesadas en los mismos temas, la experiencia se vuelve más enriquecedora.
* https://www.semana.com/educacion/articulo/unesco-niveles-de-lectura-en-america-latina/541971/
https://www.bancomundial.org/es/topic/education/overview