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Por: Margarita Restrepo
Entristece el alma las declaraciones cínicas del cabecilla de las Farc, alias Marcos Calarcá, quien en una entrevista radial aseguró que su organización terrorista no reclutó menores de edad.
Sus afirmaciones despertaron la indignación nacional y nos ubican ante un escenario realmente preocupante: ¿Esa es la verdad que las Farc van a decirle al país? ¿La JEP va a coadyuvar la versión de Calarcá?
Las cifras son contundentes e incontrovertibles. En todo el hemisferio occidental, las Farc fueron las principales responsables de la esclavitud infantil. Miles de niños fueron sacados forzadamente de sus hogares para ser llevados a los campamentos del terror.
Las cifras son elocuentes. De acuerdo con el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar -ICBF-, 6.769 niños fueron atendidos, luego de que se produjera su desvinculación de grupos armados organizados al margen de la ley, entre 1999 y marzo de este año que termina.
La fiscalía colombiana ha investigado a fondo esta tragedia, manejando una cifra que supera los 11.500 casos de niños que estuvieron en poder de las Farc, desde 1975.
Parte el corazón de los colombianos, la desfachatez del criminal Calarcá, quien debería estar respondiendo por sus crímenes en vez de ocupar una inmerecida curul en la Cámara de Representantes, corporación que se cubre de vergüenza y deshonor con la presencia de genocidas como él y sus compañeros de las Farc.
Ahora más que nunca, debemos cerrar filas para reivindicar la memoria de todos los niños que sufrieron los vejámenes por parte de la guerrilla. Muchos de ellos, la gran mayoría, son víctimas anónimas de las que nunca sabremos y por los que jamás podremos demandar justicia.
En esta Navidad, cuando las familias se reúnen para alzar su mirada al cielo y agradecer a Dios por la vida, son muchas las familias que seguirán preguntándole al Salvador de la humanidad por el paradero de ese ser querido que un día fue reclutado violentamente por un escuadrón terrorista de las Farc.
Debemos ejercer presión ante la JEP para que sus jueces y magistrados sean verticales en la aplicación del acuerdo que firmaron Santos y Timochenko. Si los terroristas de las Farc continúan negando las aberraciones que cometieron contra los niños de Colombia, entonces que les apliquen las penas de 20 años de prisión intramural que están contempladas.
Pero aquello no es suficiente. Llevo más de 4 años insistiendo en la imprescriptibilidad del delito de reclutamiento ilícito, entendido este como un crimen de lesa humanidad, con lo que, además, se garantiza que aquellos que sean responsables del mismo tienen que ser juzgados y efectivamente sancionados.
Si la JEP resuelve creer los argumentos miserables de Calarcá, entonces procederá la entrada en vigor de la justicia transnacional, habida cuenta de que no se puede permitir que un crimen atroz como el del reclutamiento de menores, quede impune.
Qué tristeza terminar este año con las declaraciones de Marcos Calarcá rondando en la mente de los colombianos. Ahora, cuando nos encontramos en una etapa de recogimiento y paz, es cuando más debemos pedir fuerzas para luchar por los derechos de los niños, de esos miles de niños que fueron abusados de todas las formas posibles por parte de los terroristas de las Farc.
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