José Félix Lafaurie Rivera

@jflafaurie

 

La memoria histórica debe ser la compilación de la verdad; por eso no entiendo  por qué el Acuerdo con las Farc creó dos instancias: la Comisión de la Verdad y el Centro Nacional de Memoria Histórica, ambas buscando la verdad para contarla.

 

Qué verdad se busca y qué memoria se construye, si la Comisión y el Centro obedecían al “afán” por blindar históricamente el Acuerdo, con una narrativa que lo justificara, izando la bandera de las víctimas, pero instrumentándolas para esconder a unas -militares, ganaderas y no dispuestas a perdonar- mientras se montaban espectáculos de perdón y se magnificaba mediáticamente a las que no fueran de las Farc.

 

Esa narrativa empezó con la “Comisión Histórica del Conflicto Armado y sus Víctimas” (2014) para ofrecer “una visión multilateral del conflicto”, objetivo que escondía la puja entre la verdad de Santos para legitimar su claudicación y su Nobel, y la de Timochenko para limpiar sus atrocidades.

 

El CNMH sucedió a una instancia similar de la Ley de Justicia y Paz, y su primer director, Gonzalo Sánchez, nombrado por Uribe, se acopló a los lineamientos de Santos y las Farc, pues, de no hacerlo, habrían pedido su cabeza, como hoy la izquierda y el centro-santismo piden la de Darío Acevedo.

 

Sánchez renunció atacando al gobierno, al que acusó de “desandar la paz (…) la memoria, la verdad y la justicia”, anunciando que se iba porque reconocía una “nueva atmósfera política tras las elecciones presidenciales”, y hace pocos días lo volvió a atacar, demostrando con ello que “su memoria” era la de la estigmatización santista y fariana del medio país calificado como “enemigo de la paz”.

 

El grupo SEMANA, bajo el disfraz “cultural” de ARCADIA, la emprendió contra Acevedo, afirmando que “el CNMH se hunde en una crisis inédita” y acusándolo de “enaltecer el relato de los militares, así eso implique fracturar trece años de trabajo con organizaciones de víctimas”, pero sin los militares, claro está, cuyas víctimas, como las ganaderas y las de las Farc, se busca invisibilizar.

 

Es el mismo grito en el cielo que pusieron cuando María Fernanda Cabal incluyó en la Ley del Veterano un artículo que destina un espacio en el Museo de la Memoria a los veteranos de la Fuerza Pública, como si no fueran parte de la historia ni hubieran sido víctimas.

 

Es el sesgo de la verdad para construir la memoria. El director del CNMH es bueno si se ajusta a su narrativa y malo sí incluye la de militares y ganaderos. Ya “le cayeron” a Acevedo por atender una invitación de FEDEGÁN, en la cual propusimos un convenio para “Acabar con el Olvido”, a partir de dos informes de la Fundación Colombia Ganadera con ese nombre, que reseñan más de 10.000 violaciones de derechos humanos contra ganaderos.

 

Porque nuestras víctimas no son menos víctimas, porque la verdad es el único insumo de nuestra memoria.